domingo, 11 de diciembre de 2016

LOS MISMOS PERROS CON DISTINTOS COLLARES*

 

· Con estos términos describen muchos ciudadanos a los miembros y "miembras" de la casta política, no por sus “verba” (palabras), sino por sus “facta” (obras), como reza el lema del Ayuntamiento de Cerdanyola. Y creo que lo hacen con toda la razón del mundo. En efecto, no se trata de que los responsables políticos, de cualquier nivel, no hagan cosas, sino de que no las hagan bien. Esto ya lo expuso D. Diderot (s. XVIII), cuando escribió: “No basta con hacer el bien: hay que hacerlo bien”.

· He hecho este introito para referirme a lo que ha sucedido y está sucediendo en el Parque de la Riera del Barrio Canaletes de Cerdanyola del Vallès. Este parque es el mejor tratamiento médico y el mejor medicamento para los vecinos del barrio y del pueblo-ciudad de Cerdanyola: desde que despunta el día y hasta después de que las tinieblas de la noche instalen el luto cotidiano, miles de personas (niños, adolescentes, jóvenes, maduros y personas de la tercera edad) lo frecuentan, lo recorren y lo disfrutan.

· Constatado esto, tengo que añadir que el estado de mantenimiento del parque deja mucho que desear. Basta con que caigan chuzos de punta para que los accesos y el camino central del parque queden impracticables, a causa del barro que renace de sus cenizas, en algunos sectores del parque, y de las profundas arrugas (regueros), que la lluvia deja tras su paso. Con muchas semanas de retraso, los responsables del Ayuntamiento intentan reparar una parte de los desperfectos con unas toneladas de arena que la próxima lluvia, como la mítica Penélope, destejerá y se llevará consigo. Por eso, creo que los responsables actuales del Ayuntamiento tendrían que seguir el consejo de A. Einstein: “si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”, es decir no sigas haciendo aquello que ya hacían, en el pasado, las autoridades municipales socialistas desalojadas del poder.

· Aunque este despilfarro de recursos públicos es muy grave, es aún más grave que el Ayuntamiento haga dejación de sus funciones y no repare diligentemente todos los desperfectos causados por la lluvia. Hace años que los accesos al parque están impracticables para mis conciudadanos con dificultades de locomoción o que se desplazan en silla de ruedas y para los padres con moisés rodante. Todos ellos tienen vedado el acceso al corazón del parque.

· No hace falta ir a la Universidad de Salamanca ni a la Universidad Autónoma, que tenemos aún más cerca, para encontrar la solución definitiva y funcional a las enfermedades crónicas del Parque de la Riera. Basta con labrar unas cunetas y se evitará la erosión producida por el agua; y basta con regenerar las partes del camino central del parque, donde el barro reaparece cada vez que llueve, con unas toneladas de grava y arena. Así de simple, así de barato, así de definitivo. Hacer esto es aplicar el tan manido principio de la “sostenibilidad” y gestionar los recursos del Ayuntamiento según los principios de la “calidad total” (hacer las cosas bien, desde la primera vez). Actuando así, los responsables municipales se podrán quitar el sambenito que los tilda de ser “los mismos perros con distintos collares”.

Manuel I. Cabezas González
www.honrad.blogspot.com
Texto publicado también en Periodista Digital, La Tribuna del País Vasco, Bierzo Diario, Liverdades.com., Red de Blogs Comprometidos, Cerdanyola Informa, Las Voces del Pueblo, L'Independent de Barberà, Crónica Popular, Catalunya Press, Cerdanyola info y Bembibre Digital.


(*) Donde he escrito Cerdanyola del Vallès, invito a mis lectores a que escriban el nombre del pueblo (Almagarinos, Rubí, Bembibre, Tudela, etc.) o de la ciudad (Barcelona, Madrid, Bilbao, Valencia, etc.) donde viven; y donde he escrito “Parque de la Riera”, les invito a que pongan “glorieta de… o plaza de… o jardín de…  o aceras… o escuelas de... o limpieza de..., etc. y tendrán una descripción del modus operandi de los maestros Ciruela (esos personajes que no saben ni leer ni escribir y ponen escuela) de la casta política que despilfarran los recursos de todos.

5 comentarios:

  1. Felix:

    · Tienes razón al citar el principio de ese refrán que encontramos en el libro más conocido del Manco de Lepanto: "EN TODAS PARTES CUECEN HABAS, Y EN LA MÍA, A CALDERADAS" (El Quijote II 13).

    · Por eso, al final de mi texto he puesto una nota, para indicar que lo que sucede en Cerdanyola con el Parque de la Riera sucede también en otros pueblos y ciudades a causa de las actuaciones descerebradas de los MAESTROS CIRUELA de la casta política, que sale, como escribió certeramente, hace algunos años, Pilar Rahola, "DEL TODO A 100 DE OLOS PARTIDOS.

    Un cordial saludo.

    Manuel I.

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    Respuestas
    1. Pues ya ves Manolo, hasta un lingüista les propone soluciones técnicas que estoy seguro no seguirán, lo que viene a demostrar que no es ignorancia su cualidad es otra cosa muy de moda en ese lodazal.

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    2. Pues ya ves Manolo, hasta un lingüista les propone soluciones técnicas que estoy seguro no seguirán, lo que viene a demostrar que no es ignorancia su cualidad es otra cosa muy de moda en ese lodazal.

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    3. Estimado Villaseñor:

      • No pongo en duda tu lacónica previsión: los mandamases del Ayuntamiento de Cerdanyola, coincido contigo, no adoptarán las medidas técnicas simples, baratas y definitivas que propongo. Eso ya lo sé. Pero no está de más ser los ojos de las autoridades municipales en el barrio donde vivo y dejar negro sobre blanco sus malas prácticas (“facta”), para que no se llamen a andana.

      • Los “maestros Ciruela” (verdaderos indocumentados) de la casta política están ocupados en sus asuntos particulares, en rehacer el pasado y en crear un futuro sobre unos cimientos sobre arena, que se derrumbará como un castillo de naipes, si aquellos que deben velar por la seguridad jurídica y por la aplicación y el respeto de las leyes dejan de mirar para otro lado y cumplen con las obligaciones que asumieron cuando juraron o prometieron sus cargos: “JURO GUARDAR Y HACER GUARDAR LAS LEYES…”.

      Un cordial saludo.

      Manuel I. Cabezas
      16 de diciembre de 2016

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